Salvando al águila imperial ibérica

La 5T es un ejemplar joven de águila imperial ibérica que ha cruzado el desierto del Sáhara de arriba abajo en solo dos días. Esta especie (Aquila adalberti) es capaz de recorrer 1.100 kilómetros en dos jornadas sin parar, ni siquiera a cazar.

Se trata de una rapaz de gran tamaño, con plumaje marrón por el cuerpo y blanco por los hombros, que solo habita en la Península Ibérica. Está en peligro de extinción y se considera una de las cuatro aves más amenazadas del planeta. Sin embargo, en el último censo se han localizado 500 parejas de imperiales en todo el territorio, 106 situadas en Andalucía.

«En los 80 estuvo al borde de su desaparición. Las causas principales: la electrocución y la falta de alimentos».

El resto se reparte entre Portugal, Extremadura, Castilla-La Mancha, Madrid y Castilla-León. Estas últimas cifras dan esperanzas sobre la recuperación de un animal que hace apenas tres décadas se daba prácticamente por perdido.

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«En los 80 estuvo al borde de su desaparición. Las causas principales: la electrocución y la falta de alimentos», explica Miguel Ferrer, investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD/CSIC) y uno de los encargados de presentar los resultados del Seguimiento científico del Águila Imperial en el Espacio de Doñana.

El proyecto, que se ha desarrollado durante 2014-2015 con el apoyo de la Fundación Banco Santander, la Fundación Migres y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, ha seguido la evolución de esta población para poner freno a su mortalidad.

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La escasez de conejos, que conforman el 80% de su dieta (también se alimenta de pequeñas aves acuáticas, es su principal amenaza en estos momentos. Estos mamíferos sufren desde hace años varios brotes epidémicos consecutivos de una enfermedad hemorrágica que no hay forma de curar y que no remite, provocando un descenso notable del alimento disponible. «Fuera de España, el conejo es visto como una plaga y no dejan de pensar en formas de diezmar su población», detalla el investigador del CSIC. La situación ha provocado que, por ejemplo en Doñana, hoy en día solo hay 0,2 conejos por hectárea, cantidad incapaz de sostener un núcleo poblacional de rapaces. «Un conejo asoma aquí la cabeza y tiene 30 depredadores encima», comenta Curro Quirós, uno de los encargados del Espacio Natural de Doñana.

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