La Hiruela es un pueblo ganadero típico, generado y condicionado por su economía, el clima y la topografía en la que se asienta. Su trama urbana es de gran sencillez, como resultado de la principal preocupación de abrigarse de los rigores del clima, con la progresiva edificación de construcciones compactas, cerradas al exterior, apoyándose las unas en las otras a lo largo de dos calles principales, compartiendo medianeras; se dejan algunos entrantes a las huertas o caminos que conducen a prados y sembrados. Por estos espacios libres pasan las regueras, encauzando el agua de los manantiales que nacen por encima del pueblo.

Dispone de Sala Polivalente para reuniones, conferencias, actos culturales, etc., totalmente equipada.

Museo Etnográfico c/ Herrerías, 2. 91 869 73 28

El término municipal de La Hiruela está situado en el límite noroeste de la provincia de Madrid, entre cerros y terreno quebrado de la vertiente este de Somosierra, a 95 Km. de Madrid, en la cuenca del río Jarama. El Pico Porrejón alcanza los 1.827 m. y junto al Jarama la altitud es de 1.700 m, siendo la altitud del pueblo de 1.257 m.

La villa de La Hiruela está rodeada por el río Jarama al norte, el arroyo de la Fuentecilla al este y el arroyo de la Umbría, al oeste. En su parte inferior hay una zona amplia de huertas cercadas.

Qué visitar

La pequeña Iglesia de San Miguel Arcángel, emplazada en el centro del pueblo, data de época barroca y se compone de una sola nave, destaca su arco de medio punto levantado sobre el pórtico de entrada y su capilla mayor. Se trata de una construcción de reducidas dimensiones pero casas ruralesdotada de gran encanto.

El Molino Harinero de la Hiruela, recientemente restaurado, es el único que muele a la antigua usanza en la Comunidad de Madrid y se halla en un enclave natural privilegiado. Las aguas de las que se aprovecha para moler cereales, pertenecen al nacimiento del río Jarama, desviadas por medio del caz hasta el molino. Visitas guiadas (colegios, asociaciones, empresas...): 91 869 73 28.

Gastronomía

La Hiruela fue muy valorada por sus árboles frutales: manzanas y cerezos, cuyos frutos eran vendidos en los pueblos cercanos y en algunos casos hasta en la propia capital. Todavía se siguen sembrando los huertos para autoconsumo: judiones, patatas y otras hortalizas.

La matanza del cerdo constituía una rica y abundante despensa para todo el año. La carne de ternera que proporcionan nuestros pastos es muy apreciada.

Actualmente hay dos vecinos del lugar que se dedican a la apicultura, donde se puede comprar la exquisita miel casera de brezo y roble.

Historia

La Hiruela se fundó entre los siglos XII y XIII en la época de la Reconquista, perteneciendo originariamente a la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago finalmente en 1490 se eximió obteniendo el privilegio de Villazgo. Perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago, siendo cabeza del Cuarto de las Cuatro Villas eximidas (con la Puebla y El Atazar), y con todos ellos pasó a pertenecer a los Mendoza desde 1368, integrando el Señorío de Buitrago. En 1490 obtuvo el privilegio de Villazgo y su cañada obtuvo el rango de real, manifestando así su importancia ganadera. casas rurales En 1751 habitaban el lugar 55 vecinos. Existían tierras de regadío para hortalizas, frutales y nogales, prados de regadío y secano, tierras de sembradura de secano, dehesas para pastos y leña, ejido para pasto, montes y tierras incultas.casas rurales Se producía centeno, lino, linaza, hierbas, manzanas y cerezas. En cuanto a la ganadería, se daba la presencia de cerdo, buey, vaca, cabra y oveja. También se explotaban colmenas. En esta época ya estaba consolidado el tejido urbano que se ha mantenido prácticamente sin variaciones hasta nuestros días. Se estructura en dos calles paralelas a distinta altura que descienden desde la entrada del pueblo por la carretera que viene de Montejo y el Puerto de La Hiruela, hasta la plaza donde se asienta la Iglesia. Hoy, La Hiruela mantiene su tejido original sin actuaciones que degraden la estructura del poblamiento, ni construcciones de segunda residencia fuera del casco urbano. Los edificios son marcadamente rústicos, de fábrica de laja de pizarra (piedra del terreno) y huecos con cercos de madera. Algunos de ellos están abandonados.

Arquitectura

Su arquitectura rural, como la de toda la Sierra Norte, está condicionada por la climatología. Las lajas de pizarra, la piedra, el adobe y la madera son el material básico utilizado para las viviendas logrando así abrigarse de los rigores del invierno.